FÚMATE UN PURO III: Conservación de los puros.

Los puros son sensibles al entorno y no sobreviven bajo condiciones adversas, por eso deben conservarse en condiciones parecidas al las que tuvo el tabaco durante su cultivo, fermentación y su torcido. Deben guardarse en un lugar oscuro y con menores variaciones climáticas posibles, es decir, en un humidor o humectador, una caja o un recipiente que, aunque cerrado, se construye para permitir una mínima ventilación, y está dotado de un dispositivo para mantener en su interior una humedad relativa constante y un mecanismo que mide la humedad, llamado higrómetro. La temperatura a que deben almacenarse los puros oscila entre 16 a 18 grados y una humedad relativa del 70 al 72 por ciento; esta recreación del clima tropical evita que ésos se vuelvan secos y frágiles, y consigue conservarlos durante más tiempo.

Por fuera, debe estar construido como un buen piano: con bisagras y una tapa firme, equilibrada y que no vuelque la caja. Todos disponen de un sencillo dispositivo (higrostato), que suele consistir en una esponja o tubo plástico, que libera lentamente la humedad; antiguamente se utilizaban corazones de manzana.


Para cuida el humdor solo debe tener en cuenta dos reglas: mantener la tapa o puerta cerradas y rellenar periódicamente el higrostato. Utilice agua destilada, ya que el agua del grifo suele contener sales minerales que pueden alterar las propiedades higroscópicas de su humidor, que debe mantenerse lejos de radiadores o aparatos de aire acondicionado, cass en los que le harían trabajar en exceso para mantener la humedad estable.