Las mujeres guapas suelen compartir un mismo defecto: son terriblemente egoístas y consentidas. Mientras las feas intentan suplir su falta de atractivo con la inteligencia, la simpatía y la educación, las guapas, primero con sus caritas y luego con sus cuerpazos se han pasan toda la puta vida haciendo lo que quieren con sus padres, con sus amigos y con sus novios. Esto tiene que acabar. A las mujeres guapas hay que educarlas y meterlas en cintura.
¿Cuál es el problema? Que los tíos, así nos pese, somos unos jodidos calzonazos que perdemos la cabeza por una tía buena. Cuando estamos con una maciza hacemos cosas que vistas en otros nos darían vergüenza ajena, pero hacemos lo que sea con tal de que ese bombón nos haga caso.
¿Qué se puede hacer? La palabra clave es: RESPETO. No solo de ella hacía a ti, sino respeto hacía ti mismo. Tan acostumbradas que están a que las obedezcan que tú tienes que hacer todo lo contrario, porque lo manipulable no es interesante. Ya puede enfadarse, ponerse a llorar o patalear; no consientas nunca que una mujer te falte al respeto. Las mujeres que tengas por pareja comparten tu vida, no la dirigen.
Ellas podrá opinar y negociar, claro, pero los pantalones son tuyos, la última decisión la tomamos los hombres, porque las mujeres, por mucho que lo nieguen, quieren un hombre protector que piense por ellas.
Si usando un tópico machista, cuando veamos a una mujer decimos “Te voy a dar lo que ningún hombre te ha dado nunca”, la respuesta es: educación y correa corta.
1 comentario:
Llegado el momento en que ella o él falta al respeto con mala leche, la opción más sensata e una buena pelea y una mejor reconciliación
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