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Todo en el ritual del puro es importante, pero el encendido es fundamental, pues el modo en que se haga va a determinar su sabor y combustión. Es preciso hacerlo despacio, con habilidad y delicadeza, atendiendo a las siguientes indicaciones:
- NUNCA se enciende un puro velas o mecheros de gasolina: sus llamas pueden alterar sus cualidades, ya que los vapores desprendidos darán al cigarro un sabor desagradable.
- La llama NUNCA toca el puro: si lo hace el tabaco se convertiría en carbono y su sabor a quemado permanecerá desde la primera a la última calada.
- El puro NO se sujeta en la boca: para encenderlo, el puro se mantiene medio centímetro por encima de la llama y en ángulo de 45 grados, girándolo poco a poco hasta que el borde del pie se queme por igual.
- Solo después de tener la base encendida, se lleva el puro a la boca para, con ligeras bocanadas y girando el puro justo por encima (no dentro) del extremo de la llama, encender todo el círculo exterior.
A veces, un puro bien encendido puede apagarse mientras lo fuma. ¿Qué hacer si el puro se apaga? Lo primero que debe hacer es sacudir la ceniza y soplar con cuidado para comprobar que el puro está apagado. Si no sale humo, caliente el pie del puro, de la misma manera explicada arriba; eso eliminará el alquitrán y, ahora enciéndalo de nuevo. Así de facil.
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